TEATRO
BODAS DE SANGRE
sábado, octubre 29, 2016
13 de noviembre de 2015
Bodas de sangre, Federico García Lorca, TEATRO FLUMEN
"Hoy me he levantado más lorquiana que nunca."
Es difícil hacer una reseña de una obra leída y pensada tantas veces. Y más cuando se trata de una obra de arte increíble que te pone los pelos de punta y te saca las lágrimas de los ojos. Y es difícil porque no sabría cómo resumir todo lo que me sugiere esta tragedia.
Anoche sentada en el patio del Teatro Flumen pensaba en Lorca y trataba de imaginar cómo sería este poeta. Conozco casi todas sus obras, pero Bodas de sangre es tan especial y tan bella que no podía dejar de pensar en cómo sería él. Y llegaba a la conclusión de que sería un hombre arrollador y con una sensibilidad tal que desbordaría a cualquiera. Una persona intensa, como diría mi amiga Maribel.
Sólo con oír los diálogos, la grandeza y la intensidad de las pasiones humanas saltaban al patio de butacas. Lorca como si de una tragedia griega se tratara movía a sus personajes a través de unas fuerzas ocultas que sobrepasaban su humanidad.
"Novia: (Temblando) No puedo oírte. No puedo oír tu voz. Es como si me bebiera una botella de anís y me durmiera en una colcha de rosas. Y me arrastra y sé que me ahogo, pero voy detrás."
Estas palabras de la novia las tengo grabadas desde hace años. Son las que más me han emocionado siempre. Quizás porque presagian y te arrastran hacia el final esperado, que no deja de sorprenderte. Pero Lorca no se conformaba con la poesía de su prosa. Las luces, los colores, el coro, la música, el baile... envolvían a los personajes y elevaban el tono de las emociones salpicando con ellas al público.
Emocionados salimos los espectadores. Jóvenes y menos jóvenes. Y me seguía preguntando si se sentiría así el público de la Edad Clásica al ver una tragedia de Sófocles o Eurípides. Conseguir la catarsis no es fácil.
Si Lorca hubiera visto la representación de anoche, hubiera aplaudido con el mismo entusiasmo que lo hicimos nosotros. Enhorabuena a Saga Producciones y a su director José Saiz, pues supieron entender y plasmar con gran belleza lo que el autor escribió hace casi un siglo.
Tradición y vanguardia. Teatro renovador. Cómo me hubiera gustado conocer a Lorca.
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