ASÍ EMPIEZA LO MALO

4 de abril de 2016 Quizás esperaba otra cosa de esta novela. Quizás la intención cuando me la compré nada tiene que ver con lo que me...

4 de abril de 2016

Quizás esperaba otra cosa de esta novela. Quizás la intención cuando me la compré nada tiene que ver con lo que me ha parecido al terminarla, después de un montón de meses “arrastrándola”. 

Horrible. Me ha parecido larga y aburrida. Sólo en las ochenta últimas páginas he conseguido encontrar el sentido y la “gracia” a las historias que contaba. 

Sinceramente creo que es muy acertado plantear al principio un misterio, y aunque es una técnica muy utilizada en literatura y cine, no deja de ser buena. Sin embargo, aquí el autor gasta unas cuatrocientas cincuenta páginas (de quinientas treinta y cuatro) para desvelar ese misterio, mientras se recrea en una especie de ensayo sobre la vida y la muerte, sobre la verdad y la mentira, que acaba aburriendo al lector y desesperándolo. No es que yo quisiera que me contara el “gran secreto” en las primeras páginas, pero me ha molestado que divagara en mil temas y no se centrara en la historia que con tanto misterio plantea al principio cuando ésa es la que menos le importa. 

También he llegado a pensar que posiblemente no sea yo el lector ideal de esta obra. Supongo que a los entendidos en cine y en la “movida madrileña” les agradará más, ya que Marías no deja de dar títulos, nombres, datos y curiosidades referentes a estos dos temas de los que confieso no saber nada. De esta forma, la narración se mezcla con la exposición y la argumentación, por eso parece que leamos un ensayo, más que una novela. Un ensayo para pensar y reflexionar, que te lleva a la intimidad del ser humano. 

Posiblemente lo curioso sea cómo lo cuenta. Juan de Vere, el protagonista de la historia narra en primera persona, al estilo de la serie “Cuéntame cómo pasó”, los años que vivió en casa de los Muriel. El protagonista es un joven veinteañero que se gana la vida en casa de este matrimonio roto que vive una mentira de la que él es cómplice o le hacen cómplice. Y él va contando y documentando este “secreto” entre Muriel y Beatriz, al que se le suman otras “leyendas”, como la historia de Van Vechten, el amigo médico de la familia. 

Estas dos historias absurdas, que podríamos llamar principales, llevan el peso de la trama y se ambientan en tres épocas distintas: El tiempo real de la narración es el actual, principios del XXI, pero el tiempo donde se enmarcan las dos es en los años 80 y en las primeras décadas de la posguerra. Lo que tienen en común los tres tiempos son el escenario, España, y lo poco que ha cambiado. Aquí encontramos una crítica a la falsa moral, al chantaje, a las apariencias, a los favores y a los convencionalismos que siempre han acompañado a todo lo español y que Marías también critica como ya lo hicieron los intelectuales de finales del XIX y principios del XX. Nada nuevo. También hay reflexiones sobre el devenir de la vida y la fugacidad del tiempo, que nos recuerdan a los textos barrocos. Destacaría la disertación “quevediana” sobre el tiempo (p. 188) o el dilema que plantea Shakespeare sobre la importancia o no de los hechos pasados (p. 395) y que da título a este libro. Pero tampoco sé por qué lo destacaría. 

En fin, el narrador poco a poco se va familiarizando con el lector y va contándole estos “chismes”, como si estuviera sentado en la mesa de su cocina tomando un café. De hecho, no le importa dirigirse a él directamente como lo hace justo a mitad del libro para justificar por qué se ve obligado a contar ese gran “secreto”. Momento “típico” en las conversaciones confidenciales. (p. 260)

Con un estilo directo se combinan estos “secretillos” o “chismes” con la grandeza de los temas tratados: vida, muerte, amor, deseo, sexo, verdad, mentira, honor, amistad, fidelidad, honestidad… El autor utiliza para ello un registro formal y hace un uso de la lengua culto, sin embargo, lo mezcla sutilmente con expresiones y palabras que pertenecen al registro informal y al uso más vulgar de la lengua. De manera que consigue unir lo más rastrero y asqueroso del ser humano con lo más sublime, haciéndonos entender que en lo más hondo de un hombre o de una mujer se pueden dar ambos extremos.

En Así empieza lo malo conocemos lo más grandioso y lo más sucio del amor de los Muriel desde la mirada del joven Juan de Vere, pero ¿sería esa la verdadera historia o la que reconstruye él a partir de lo que le contaron o de lo que fue viendo? ¿Cuántas cosas imaginamos a partir de lo que vemos o no vemos o suponemos? ¿Por qué mintió Beatriz? 
Al acabar la lectura te planteas si todo lo que oyes, ves y sientes de los demás es cierto o no. ¿Cuál es la verdadera mirada? 

No sé qué pretendía el autor con este libro. Cuando me compré el libro esperaba otra cosa… En cualquier caso, a mí, por favor, que no me mientan. Creo que como Muriel no soportaría la mentira.

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