El amor no es un verso libre

No es fácil hablar de La Residencia cuando parece que todo está escrito y menos aún, contar una historia que tiene que ver con este ...




No es fácil hablar de La Residencia cuando parece que todo está escrito y menos aún, contar una historia que tiene que ver con este lugar encantado. Sin embargo, Susana Fortes ha conseguido llevarnos sutilmente al secreto de sus versos y con una elegancia exquisita. Y se arriesga a hacerlo con El amor no es un verso libre

Para ello no recurre a lo que ya sabemos, ni se detiene en recordarnos cómo fue, ni quién pasó o dejó su huella en el Pinar. Mucho mejor, lo insinúa con una voz narrativa omnipresente que nos lleva de la mano por una leyenda de amor imposible en unos meses difíciles para el Madrid de entonces.

La historia empieza y acaba en el mismo punto y con la misma imagen: la de un hombre, un caballero andante, que lucha por conquistar sus sueños. Suspense. 

Es una novela circular que se divide en diecisiete relatos, diecisiete cuadros impresionistas que se pintan a brochazos con metáforas, sinestesias,… imágenes poéticas que provocan la lectura y que sólo desde la distancia se comprenden. 

“perfiló su sonrisa con un rojo furioso…”  
“tenía el color de una herida mal curada…”
“la corriente siempre la desbordaba y se la llevaba río abajo…”

Y del mismo modo que recorres una exposición de cuadros vas reconstruyendo esta historia que está marcada por las rencillas, las trampas, las censuras y los odios que nos condujeron a la guerra. La historia de España y la intrahistoria, la de dos amantes, vuelan las mismas turbulencias y se narran junto al misterio de un crimen político que mantiene la intriga de estas tres acciones hasta el final. 

Leer esta novela es semejante a la leer los versos de los mejores poetas de la edad de Plata, porque como aquellos, Susana Fortes es capaz de subirte a los sentimientos más sublimes y en dos líneas, en dos versos, devolverte a la realidad. Como un bofetón. De este modo la lectura te va encogiendo el alma y sólo al final puedes respirar profundo para ensancharla. 

“Se oyó un trueno al fondo, lejos… De pronto Díaz-Ugarte sintió una especie de comprensión humana infinita por todos los acorralados del mundo. Amor, amor catástrofe, qué hundimiento del mundo...”

Kate Moore había soñado con nuestras voces literarias y nuestros personajes, pero no había conseguido “sacar la cabeza del pozo” y sólo al final comprende:

 “Un caballero andante siempre cierra con llave la puerta trasera del castillo para obligar a salir a su dama por la puerta principal.”

Contar sin decir nada y diciéndolo todo. 
Mentir para decir la verdad. 
Seducir al lector. 
Conocer los secretos de las vidas soñadas. 
¿Qué tiene de verdad la Literatura? 
Ya lo decía Quijote en sus andanzas: “soñar, soñar”. 
Esto es El amor no es un verso libre.


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